21 de noviembre.

No es su mejor día, ni mucho menos, un día normal o corriente o al contrario uno de sus peores días, pero ella se mantiene fuerte y firme al paso, se pasea por la casa tarareando la canción que cantaba en aquellos tiempos en los que era plenamente feliz, da los buenos días con un brillo falso en los ojos acompañando con un suave beso mezclado con el sabor de alguna que otra de las lágrimas derrochadas durante toda la noche, se pone lo más guapa posible delante del espejo haciendo muecas que ni ella sabe lo que hace, se pasa el día mirando una carta, aún así sabiendo que ahí fuera luce un sol que alumbra hasta algún que otro sentimiento, cuando le preguntan – y "Lucas"?, ella responde simplemente – supongo que estará bien, no se como siempre, se hace la fuerte y contiene sus lágrimas al escuchar hablar de él , aunque por dentro algo se hunde en ella, como si todo desvaneciera a su alrededor, no es ninguna casualidad que después de que le pregunten por él se esconda en su habitación y al rato salga con los ojos empapados de sufrimiento, le preguntan que es lo que ocurre pero suelta alguna que otra excusa que ni ella se cree. Con una sonrisa al aire se dirige hacía su habitación, sin tararear ninguna canción, sin dar ningún salto, sin ningún motivo por el que sonreír. Lo que ocurre, es que hoy sonríes sin ser feliz, pero mañana llorarás siendo feliz.

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