Y todos decían que hacíamos una pareja perfecta. Hoy la pintura que dejé impresa en la punta de tu nariz hacía que tus ojos se oscureciesen por momentos y escúchame, te quiero más allá de aquel rojo magenta.
Negar nuestros impulsos es negar lo que nos hace humanos.
Como si fuera fácil dominar mi sentir…